domingo, enero 20, 2008

verde que te quiero verde

Me gusta mucho la electrónica, los cachivaches, y los tataraticos,... y una de las cosas que más me gusta de ellos es su incapacidad para plasmar ni remótamente el verde de una hoja recién salida, o de una pradera de hierva fresca recientita, antes de que la luz del sol lo curta.
Esos momentos se quedan para el corazón, y por suerte no podrán nunca quedar inmortalizados. Me gusta la fotografía, y me parece un vehículo de expresión magestuoso. Pero por suerte lo que ve el corazón no tiene que ver con lo plasmado. Puede ser igualmente bello, pero distinto. Provoca otro suspiro, igualmete sentido, pero otro.
Igual que no es lo mismo vivir una experiencia que leerla. Leida puede ser hasta más intensa, o vivida, o divertida, depende de la pericia del escritor pero es distinto a vivido o sentido.
Leido, visto, oido, contado, tocado, saboreado u olido, hacen referenca a cinco sentidos, pero falta el más importante, el que da "sentido" a todos los demás en cualquier circustancia, es el más importante, es el "sentir" y eso ocurre con el órgano mejor desarrollado, el corazón. Es el que le da la sal a la vida.
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